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24/04/2018
Publicaciones económicas

Riesgo cambiario en África: calma en 2018, pero las reservas disminuyen

Riesgo cambiario en África: calma en 2018, pero las reservas disminuyen
  • La continua presión sobre las divisas que se ha presentado desde 2014, ha tenido un impacto directo en las operaciones de las empresas.
  • En 2017, el aumento de los precios de las materias primas redujo la presión sobre el tipo de cambio en África del Sur, Nigeria, Egipto y la Unión Económica y Monetaria de África Occidental (UEMOA).
  • Persisten importantes tensiones en Angola, Etiopía, Comunidad Económica y Monetaria de África Central (CEMAC) y los países afectados por la epidemia de ébola.
La depreciación de la moneda se atenúa, pero la presión en el mercado de divisas evidencia ciertos focos de riesgo

 

Afectadas de manera negativa por la caída de los precios de las materias primas, la mayoría de las monedas africanas perdieron el 20% de su valor entre 2013 y 2016. Esto tuvo consecuencias directas para las empresas, ya que tuvieron que hacer frente a una aceleración del aumento de los precios de los productos importados, a un incremento de la deuda denominada en moneda extranjera y un aumento de los costos para las transacciones internacionales. Además de los movimientos de divisas y las presiones cambiarias también han resultado como una crisis de liquidez e imposiciones de controles de capital o de licencias de importación, que han provocado perturbaciones a las operaciones de los corporativos.

 

Esta devaluación comenzó a moderarse en 2017, particularmente en África del Sur (Sudáfrica, Zambia y Mozambique), donde existió una relativa estabilización de los tipos de cambio, gracias al régimen de tipo de cambio flotante y a la mejora de la balanza comercial. La evolución del Índice de presión del mercado cambiario “EMPI”[1] por sus siglas en inglés señala que, entre 2016 y 2017, los índices de estrés también disminuyeron en los países con regímenes de cambio menos flexibles, como es el caso de la Unión Económica y Monetaria del África Occidental[2]. En Nigeria, la drástica caída de los EMPIs observada en 2017 se debió a la recuperación de los precios del petróleo y a la apertura en abril de 2017 de una ventana de cambio para los inversionistas y exportadores, lo que contribuyó al restablecimiento gradual de las reservas. En África del Norte, la situación es diferente. Mientras que Argelia y Túnez siguen afectadas por las presiones, existen mejoras en Libia, sustentada por la reanudación de la producción petrolera en 2017, y en Egipto, donde los EMPIs (que llegaron casi al 91% a finales de 2016) registraron valores negativos en 2017, en línea con la estabilización de la libra y un aumento de las reservas del 80%.

 

A pesar de esto, los desequilibrios heredados del periodo 2014-2016 aún mantienen bajo presión a ciertas monedas. Las reservas continúan disminuyendo en Angola (donde existe aún la brecha entre el tipo de cambio oficial y el tipo de cambio paralelo del Kwanza) y en la Comunidad Económica y Monetaria de África Central [3](donde a pesar de la relativa estabilización, no se puede descartar de forma definitiva una devaluación del franco CFA). Las tensiones permanecen en los países afectados por el brote de ébola de 2014, como Guinea, Liberia y Sierra Leona. En Etiopía, el persistente déficit por cuenta corriente ejerce presiones sobre las reservas y la moneda, que permanece devaluada en alrededor de un 7%.

 

El nivel medio de reservas de divisas cae a 3.2 meses de cobertura

Las reservas de divisas se han agotado, ya que desde 2014 se ha recurrido a éstas considerablemente para respaldar a las monedas. Mientras que en 2014, el nivel medio de cobertura de las importaciones era de 3.9 meses, en 2017 se redujo a 3.2 meses. Otros siete países (Zambia, Mozambique, Guinea y los miembros del CEMAC) vieron caer sus reservas por debajo de los 3 meses de cobertura. Los países que cuentan con reservas más importantes ya no son inmunes a esta tendencia, ya que debido a su dependencia de las materias primas no procesadas, la disminución de las reservas puede ser extremadamente rápida, exponiendo al mercado cambiario a fluctuaciones drásticas. Este es el caso, por ejemplo, de los países exportadores de materias primas agrícolas, en un contexto de precios relativamente bajos para ciertos cultivos comerciales como el cacao (Costa de Marfil, Ghana, Nigeria y Camerún), y el café (Etiopía, Uganda y Tanzania). A esto se suma la exposición especialmente elevada de África a los cambios climáticos como un factor de riesgo adicional.

 

A estas vulnerabilidades se suman los riesgos políticos y la aceleración del ciclo de endurecimiento monetario en los Estados Unidos que podría, una vez más, intensificar los flujos salientes de capital desde la región y, consecuentemente, aumentar las presiones sobre los tipos de cambio.

 

[1]EMPI: Índice de presión del mercado cambiario.  Cuanto más elevado es este índice, reflejando una depreciación y/o agotamiento de las reservas, mayor es el estrés sobre el mercado cambiario.

[2] La UEMOA (Unión Económica y Monetaria del África Occidental) está conformada por 8 estados miembros: Benin, Burkina Faso, Costa de Márfil, Guinea-Bissau, Mali, Níger, Senegal y Togo.

[3] La CEMAC (Comunidad Económica y Monetaria de África Central) está formada por 6 estados miembros: Camerún, República de África Central, República del Congo, Gabón, Guinea Ecuatorial y Chad.

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