Luz sobre la energía fotovoltaica

La energía fotovoltaica europea se desarrollo rápidamente a partir de 2010, gracias a las subvenciones nacionales y europeas que favorecieron su instalación en el panorama energético. Pero el aumento de las capacidades de producción hizo caer rápidamente los precios, en un contexto de competencia china exacerbada y de coyuntura europea deteriorada. El final de las subvenciones a partir de 2011 ha contribuido también a generar pérdidas financieras para las empresas del sector. El empleo relacionado con el desarrollo de la energía solar se contrajo de manera importante.

Hoy en día, la actividad europea en este ámbito vuelve a penas a su nivel de 2008, mientras que las capacidades de generación de electricidad han aumentado. La rentabilidad de los actores tradicionales del sector siguen siendo penalizados. Cuando Europa iba adelantada en la carrera hacía una economía “verde”, tanto por sus compromisos como por los equipos existentes, el resto del mundo recupera su retraso rápidamente.

Pero el freno al desarrollo de la energía fotovoltaica europea parece pasajero. Si la transición hacía una generación de electricidad más respetuosa del medio ambiente no puede hacerse de la noche a la mañana porque necesita inversiones importantes, la COP21 (la cumbre del clima organizada en 2015 en Paris) es una buena ocasión para acelerar el proceso. La diversificación del cóctel energético, y entonces las energías renovables, ocupara efectivamente  un lugar central. A más largo plazo, el desarrollo mundial de la energía fotovoltaica y de las tecnologías de almacenamiento hará que esta energía sea más rentable y eso incluso en ausencia de subvenciones.

La independencia energética en el plazo de cinco años en Europa no será accesible.