¿La sombra china estaría planeando sobre Asia?
China trata de reencontrar el camino de un crecimiento más sostenible y sano pero no sin muchos dolores para su economía y la de sus vecinos. Según las estimaciones de Coface, el crecimiento no debería superar los 6.7% en 2015 y los 6.2% en 2016, cuando era de un 13.4% para el periodo de 2006-2007. Eso se debe especialmente al enfriamiento del proceso de desarrollo tecnológico y de la intensidad del capital: varios sectores de actividad sufren de exceso de capacidad y el endeudamiento de las empresas es elevado, penalizando de esta manera las inversiones. Asistimos entonces a un cambio del modelo de la economía china.
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China al borde de cambios importantes
El cambio del modelo chino que está en marcha revela dos evoluciones importantes: la degradación de la competitividad de los precios comparado con los otros países de Asia y la transición al crecimiento apoyo por el consumo más que por las inversiones.
El aumento del costo salarial unitario, debido en parte a la diminución de la población en edad laboral, provoca una degradación de la competitividad de los precios requiriendo un proceso de mejora del país. Los flujos de inversiones extranjeras directas (IDE) hacia China se frenan en beneficios de los países más competitivos (Tailandia, Malasia, Indonesia, y Vietnam). La contribución de la inversión al crecimiento pasó a ser menos importante, como lo demuestra la desaceleración progresiva del crecimiento de las inversiones en capital fijo (un 11,2% en el primer trimestre de 2015) y de los beneficios de las empresas y de la producción industrial (un 6.3% en un promedio mensual desde el principio del año hasta julio de 2015, contra un 8,3 % en 2014).
El consumo representa entonces una parte más importante del crecimiento. Este fenómeno está respaldado por las autoridades chinas que desean reequilibrar el crecimiento para orientar la economía hacia el máximo de eficiencia, fortaleciendo la función del mercado. A largo plazo, la liberalización financiera de la economía China debería compensar la reducción relacionado con la perdida de la competitividad de los precios sosteniendo el consumo y el proceso de mejora del país. Pero a corto plazo, la desaceleración de la actividad comporta riesgos adicionales sobre la economía interna y sobre los otros países de la región.