Focus: El COVID-19 vuelve a centrar la atención en la deuda de los países emergentes

Si bien hasta ahora la atención se ha centrado principalmente en China, Europa y los Estados Unidos, es probable que las consecuencias de la pandemia del COVID-19 sean aún más graves en las economías emergentes. Aunque su grado de vulnerabilidad a esta conmoción depende de muchos factores, la situación inicial de sus finanzas públicas es una cuestión clave, ya que determina su capacidad de respuesta a la multitud de consecuencias económicas de esta crisis. Sin embargo, su deuda pública ya se encontraba en un nivel sin precedentes en 2019. Las masivas salidas de capital generadas por esta crisis sanitaria también nos recuerdan que muchas economías emergentes siguen sufriendo del "pecado original", es decir, la incapacidad de emitir bonos en moneda local. Además de este riesgo inicial para las finanzas públicas y la depreciación de las divisas, hay que destacar la exposición de los países emergentes a otros tres riesgos vinculados a la pandemia del COVID-19: 1) la aplicación de medidas de contención estrictas, 2) la dependencia de los ingresos del turismo y 3) la dependencia de commodities no agrícolas. Nueve países se ven afectados por tres de estas cuatro fuentes de vulnerabilidad, 31 por dos de ellas y 71 por una de las cuatro. La financiación adicional proporcionada por las organizaciones internacionales (en particular el FMI) y los acuerdos de deuda anunciados por los países acreedores ayudarán a muchos países de bajos ingresos, pero deberían ser de poca utilidad para las economías emergentes más grandes.